Pieza de cerámica hecha a mano, con superficie negra y líneas blancas que se entrelazan como si fuesen senderos sobre un mapa intuitivo. Cada trazo, aunque irregular, encuentra su lugar.
Diseñado para contener pequeños rituales cotidianos —una joya, una fruta, un incienso—, este objeto nos recuerda que incluso lo mínimo puede tener presencia.
Una pieza para observar y usar, como todo buen artefacto.
*Artefacto personalizado: Contactamos al artista para recrear esta pieza a tu gusto.